Un día cualquiera de marzo recibí una llamada del equipo Fundació Alchimia Solidària con una propuesta difícil de rechazar. Escribir un artículo para el blog sobre la historia de cómo conocí al neuropsicofarmacólogo Carl Hart. Y, a pesar de que el artículo ha tardado varios meses en ver la luz por la falta de tiempo (no de ganas), aquí va la historia de ‘cómo la groupie de Energy Control logró su particular sueño americano de conocer al Dr. Hart’.
Trabajar en Energy Control en los últimos 19 años de mi vida, me ha reportado muchas y diversas sorpresas y experiencias gratificantes, entre ellas, el conocer a innumerables personas increíbles de alrededor del globo terráqueo que luchan cada día para lograr un cambio en las políticas de drogas y, en definitiva, un mundo mejor. Carl, sin duda, es una de esas personas mágicas que te cruzas en el camino.
Me avergüenza decir que fue un descubrimiento muy tardío a pesar de trabajar en el ámbito de las drogas desde el 2000. Fue en mayo de 2014 la primera vez que leí declaraciones de Carl Hart, bajo el titular ‘El problema del crack es la pobreza’. Un artículo que captó mi atención sobre ese científico con rastas y provocó la curiosidad e interés de ahondar más en este personaje con un discurso diferente al mainstream y, para más mérito, del país del puritanismo. Empecé a buscar referencias, visualicé varios vídeos, escuché podcasts, leí varios artículos de divulgación en prensa, así como alguno de sus artículos científicos, su web y empecé a seguirlo en redes. Desde el primer momento supe, como la mayoría de personas que nos topamos con él, que era alguien excepcional en el mundo de las drogas. Con un tipo así, era difícil no convertirse en fan al instante.
En 2015 ya anunciaba en mis redes lo que “me gustaría coincidir con este man”, mientras que en marzo de 2016 el deseo se transformó en afirmación (‘Algún día nos cruzaremos en el camino…’). Y cual profecía de autocumplimiento… ¡Ocurrió!
En abril de 2016, mi parcero Julián Quintero de Acción Técnica Social de Colombia me invitó a asistir a UNGASS en New York, y uno de mis propósitos extraoficiales de aquel viaje era conocer al Dr. Hart. Y oigan, la perseverancia tuvo sus frutos. Tras fracasar en su persecución dentro de NNUU, decidí esperarlo en la salida el último día de la asamblea y, a la desesperada y al más puro estilo groupie de una banda de rock, lo asalté mientras bajaba las escaleras del edificio. Fue un minuto, una foto y una pregunta (¿Conoces Energy Control?). En aquel momento, no tenía ni idea de qué era Energy Control y ninguno de los dos sabíamos lo que nos depararía el futuro. Pero la foto inmortalizó ese primer encuentro y la historia tras esa foto, nos ha regalado a posteriori muchas risas.
Ese mismo año (2016), Carl acudió al Boom Festival colaborando con Kosmicare, donde Marc Grifell, psiquiatra colaborador de EC, implementó una formación sobre atención de emergencias psicodélicas. Marc llamó la atención de Carl y Marc pronto se percató que aquel tipo era el mismo del que yo constantemente hablaba en la oficina. Ahí iniciaron una colaboración estrecha, además de una gran amistad. Marc viajó a New York y pasó a integrarse en el equipo del laboratorio de Carl en la Universidad de Columbia. ¿Cómo desaprovechar una oportunidad así?
Empezó entonces, y a través de Marc, a conocer más qué era Energy Control y sobre el análisis de sustancias que implementamos a nivel nacional e internacional. Desde entonces, ha realizado varias intervenciones donde menciona la importancia del drugchecking y la necesidad de implementarlo en EEUU. ¿Se puede tener mejor vocero?
A finales de 2017, Marc Grifell volvió de Nueva York y me trajo un ejemplar de High Price que, a pesar de las ganas, tuve que dejar en standby unos meses.
En 2018, fue de nuevo Julián Quintero de ATS quien me ofreció participar en el comité organizador junto a Zara Snapp de la Semana Psicoactiva que tuvo lugar en abril en Bogotá. Invitamos a Carl a participar y ante nuestra sorpresa, accedió a pesar de las precarias condiciones que podíamos ofrecerle. Así que Bogotá fue realmente donde tuvimos la ocasión de conocernos en persona y pasar horas hablando sobre drogas, políticas, cuestiones raciales, ciencia… Allí descubrí que es una fuente inagotable de conocimiento e inspiración y una de las voces más críticas con las que he tenido el honor de coincidir. Mi nivel de inglés no es que sea para ‘echar cohetes’, el nivel justito para ‘charrear’ en la barra del bar, y entender el inglés americano siempre fue un reto para mí. Así que me resultó increíble entender el inglés de Carl sin excesiva dificultad, ¡pero aún más increíble es que él me entendiera a mí!
Poco después de regresar de Bogotá, empecé su libro High Price: A Neuroscientist’s Journey of Self-Discovery That Challenges Everything You Know About Drugs and Society que, a pesar de ser en inglés, devoré en cuestión de días. Un libro donde cuenta la evolución de su posicionamiento respecto a las drogas y relaciona sus experiencias personales con la ciencia. Por entonces, Carl nos informó que vendría a Barcelona en el mes de julio y fue entonces cuando la revista Cañamo me propuso entrevistarlo. Otra de esas propuestas a la que es difícil negarse y que, a pesar de pensármela dos veces por el respeto que me infundía, acabé aceptando. Aprovechamos la ocasión para cerrar otra entrevista para La Contra de La Vanguardia, cuyo resultado fue decepcionante y generó varias reacciones entre sus lectore/as.
Los siguientes encuentros fueron en noviembre, en la Conferencia Club Health en Bruselas y en las I Jornadas sobre Cannabis del Fórum Cannàbic Valencià. En este último, fue interesante y divertido presenciar el encuentro Carl-Fernanda de La Figuera, pero esto es harina de otro costal…
Llegamos a nuestro último encuentro, justo días después de que el equipo de Fundació Alchimia Solidària me pidiera escribir este artículo. Carl organizó en la Universidad de Columbia y con el apoyo de Open Society Foundation, un evento dirigido a debatir sobre ‘nuevas sustancias psicoactivas y drugchecking’. En sus propias palabras, ‘un evento con el propósito de reunir en el mismo espacio a amigos de todo el mundo’. Oficialmente, se trataba de ofrecer soluciones a las miles de muertes relacionadas con drogas que tienen lugar año tras año en EEUU. En cualquier caso, oficial y extraoficialmente, ha sido una experiencia inolvidable, con nuevos aprendizajes, el reencuentro con referentes a los que admiro y el descubrimiento de nuevos especímenes excepcionales. Y si tuviera que destacar uno de los nuevos especímenes del último viaje a New York, ese es el juez de Texas Mike Schneider. Amigo de Carl y, como éste, excepcional en su ámbito, crítico con el sistema en el que participa, en constante cuestionamiento, con un alto nivel de integridad y brillante. Todas ellas cualidades que destacan aún más teniendo en cuenta que Mike nació y creció en Texas, uno de los estados más conservadores de EEUU donde la pena de muerte está a la orden del día y donde, hasta hace relativamente poco (1973), la posesión de CUALQUIER cantidad de cannabis suponía cadena perpetua. Una auténtica barbarie en el país que se autoproclama como el país de la LIBERTAD. WTF!
Pero la evolución cronológica de esta historia no cuenta lo más importante: por qué Carl es uno de esos descubrimientos que quieres preservar en el baúl de los mejores tesoros. Y aunque podría mencionar muchas razones, quiero destacar dos. La primera, Carl ha estimulado mi interés para conocer más sobre la historia de opresión de la comunidad de color de EEUU, una historia muy relacionada con la política de drogas que importamos y aplicamos sin cuestionamientos en el resto del mundo gracias al imperialismo del the fucking center of the universe. Aprendizajes como que la política de drogas es una herramienta de control racial que da continuidad a la esclavitud del siglo XIX y el segregacionismo del XX o la necesidad de salir públicamente del armario psicoactivo para cambiar la percepción de la sociedad hacia las drogas y las personas que las utilizamos, han supuesto un punto de inflexión personal importante.
La segunda razón, es la propia persona detrás del personaje público. Adjetivos como brillante, inspirador y revolucionario suelen repetirse al referirse a Carl Hart. Así que la expectativa antes de conocerlo ya era alta. Pero a pesar de que todos hemos tenido experiencias de conocer a personajes públicos que veneramos y que al conocerlos en persona defraudan, éste no fue el caso. Bien al contrario, conocer a Carl es darse cuenta que estás ante una persona íntegra, cercana, humilde, honesta, sencilla, temerosa de las multitudes, transparente y con una calidad humana extraordinaria.
A día de hoy, me siento afortunada y agradecida con la vida de poder referirme a Carl como un gran amigo al otro lado del Atlántico.
GRACIAS a…
A Energy Control (ABD), por seguir brindándome tantos aprendizajes, experiencias maravillosas y la oportunidad de conocer a innumerables personas que admiro.
A Julián Quintero de ATS, mi parcero colombiano, porque es una de esas personas a las que admiro y que, a la vez, me ha regalado múltiples experiencias inolvidables.
A Cañamo, por proponerme el gran reto de entrevistar a Carl. Si me lo permiten, repetiremos la experiencia para el lanzamiento de su próximo libro Drugs for GrownUps (Drogas para adultos). Esta vez sí estará disponible en español 😉
A Fundació Alchimia Solidària, que me propuso escribir este artículo para el que tuve que hacer un ejercicio nostálgico y estimulante de inmersión en mis borrosos recuerdos.
A Facebook, sí, han oído bien. Porque gracias a él, la cronología y los hechos son más precisos que los de mi alterada memoria.
A Carl, por su inestimable labor en la ciencia, por ser un entusiasta y apasionado drugs myth-hunter & truth-teller y por hacer una sociedad menos ignorante y más feliz. Por la amistad.
A ti, lector/a, por llegar hasta el fin.
Núria Calzada, julio de 2019
Más info:
- Su web está desactualizada, pero contiene mucha información de interés. https://drcarlhart.com/
- Twitter: @drcarlhart
Patty says
Tengo el gran placer de conocer a todas las personas que mencionas, pero falta decir, que tu tambien eres una de esas personas que cuando se te cruza en el camino no pasa para nada desapercibida, un especimen de esos de los que guardarias un cachito en un baul de tesoros muy preciados, para que siempre que quisieras que te acariciaran las orejas con historias de las políticas de drogas pudieras hacerlo. Gracias Nuria!❤️
Fundació says
Muchas gracias por tu comentario Patty! 😉