La sexualidad se convierte en una parte importante de la salud física y mental de cualquier persona. No hay una sexualidad específica de las personas con diversidad intelectual (DI) ya que la capacidad sexual y afectiva no es sustancialmente diferente, pero sí lo es la mirada social que se hace a menudo.
Actualmente un buen número de padres y madres ya no preguntan cómo pueden evitar la sexualidad de su hijo o hija con una DI, sino cómo pueden ayudar a estos hijos a expresar su sexualidad de una manera que sea equitativa a sus capacidades (Tandem Team, 2016). Lo mismo está sucediendo con los profesionales que los atienden.
En nuestro país, la falta de información y de formación en estos temas, tanto de unos como de los otros, es flagrante e incide directamente en la estabilidad emocional y mental de estas personas. Está demostrado que un buen número de alteraciones del estado de ánimo (depresión, ansiedad generalizada …) o de la conducta, tienen relación directa en la inhibición de una sexualidad, que acontecía saludable, y que los prejuicios, la discriminación social y la falta de oportunidades ha sesgado.
Por otra parte, las personas con DI han sido históricamente excluidas del control de su vida. Necesitar soportes para realizar una vida autónoma no quiere decir, en absoluto, que no se tengan en cuenta sus deseos y que siempre se les tenga que decir cómo deben afrontar sus procesos vitales. De este modo sólo se consigue debilitar mucho más su vulnerabilidad y pasar por alto el montón de potencialidades que tienen.
Estas personas no son asexuadas o en el mejor de los casos sexualmente incompetentes. Los jóvenes con DI, a pesar de tener un desarrollando biológico idéntico a otros jóvenes sin discapacidad, tienen una maduración social, emocional e intelectual más tardía. Su cuerpo físico es posible que esté más desarrollado que el resto de sus habilidades.
La formación de los futuros profesionales no tiene en cuenta la educación sexual de los niños y jóvenes con DI. Ellos también necesitan información similar a la de sus compañeros, pero las estrategias de enseñanza deben ser diferentes. Todo ser humano tiene derecho a una correcta información y a que se le respete, como persona con sus opiniones y demandas. Fruto de esta invisibilidad a que ha sido y todavía está sometida, la persona con diversidad intelectual, es mucho más susceptible a sufrir abusos de todo tipo.
Los abusos sexuales que sufren es abrumador (superior al de las personas que no tienen una DI) y son fruto, en buena parte, a la falta de educación afectiva y sexual que sufren.
Según recoge un estudio elaborado en 2016 para DINCAT Plena Inclusión, la Fundación Vicki Bernadet y GREVIA (Grupo de investigación en victimización infanto-juvenil) UB. La prevalencia de las situaciones de victimización es la siguiente:
- El 97% de las personas con DI son un colectivo en riesgo de victimización. 9 de cada 10 personas con DI han sufrido algún tipo de victimización a lo largo de su vida.
- El 50% de las mujeres con DI ha sufrido algún tipo de abuso sexual. En cuanto a los hombres un 25%.
- La prevalencia de victimización sexual con contacto físico es de un 66% (Besos y contacto físico: 34’6%. Estimulación sexual del agresor: 15’3%. Penetración oral, anal, o vaginal: 16’2%).
- El 24,5% de las mujeres ha sufrido relaciones sexuales no consentidas con penetración, así como el 7% de los hombres.
- La victimización sexual, sobre todo en mujeres jóvenes y adultas, se da mayoritariamente en la calle o locales públicos y en casa.
Ante esta realidad se han realizado unas jornadas sobre afectividad y sexualidad con tres objetivos prioritarios:
- Poner voz al sufrimiento silenciado de miles de jóvenes y adultos con DI de Girona y Comarcas con riesgo de exclusión social.
- Dar herramientas a los profesionales del campo social que por ética y justicia los acompañan en el derecho a expresar su afectividad, y que tienen que intervenir en las familias y en torno cercano de la persona con DI.
- Empujar a que el imaginario social pueda dar un paso adelante y pase de pensarlos como “niños”, a situarlos en un estadio de adulto.
El interés del tema, por parte de los agentes encargados de velar por la calidad de vida de las personas con DID de la provincia, se justifica con la asistencia a estas Jornadas y con la constatación que ante una necesidad de intervención se tienen que derivar los casos fuera de la provincia.
Un total de 130 personas entre ponentes, profesionales y familias se reunieron con el objetivo de actualizar su formación en estos temas y reflexionar sobre las dificultades que se encuentran para poder garantizar una correcta educación afectiva y sexual que minimice la gran vulnerabilidad de estas personas frente a estos temas (tanto los profesionales que trabajan en la atención directa de personas con DID como las madres, los padres y tutores en el ámbito familiar). El objetivo final ha sido elaborar un manifiesto donde se reivindica el derecho a la información, educación y prevención de las PDID en el ámbito de la sexualidad y asegurarles una vida sexual plena y saludable.
El Manifiesto por el derecho a la normalización de la vida sexual de las personas con discapacidad intelectual surge de la Jornada sobre “Personas con discapacidad SEXO Y AFECTIVIDAD” realizada en octubre del 2017 en Girona, unas jornadas que tienen lugar para dar respuesta y visibilizar la inexistencia de recursos y servicios que trabajen en estos temas en la provincia de Girona. Estas dificultades de accesibilidad a un recurso apropiado hacen aún mucho más difícil el abordaje de estas necesidades.
Así, el manifiesto da a conocer cuáles serían los pasos más inmediatos que habría que conseguir para construir una red suficientemente sólida que garantice la consolidación de estos derechos para las personas con DID.
PDID – Personas con Discapacidad Intelectual y del Desarrollo
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